A todos nos gusta una buena fiesta de vez en cuando, pero a veces, también es bueno variar de la rutina y hacer cosas nuevas, más relajadas tal vez, más íntimas o más acorde a los gustos del festejado.
Trauma... o enseñanza?
Yo tengo una manía, que a veces aunque pueda me niego a gastar mucho dinero en una celebración o en cualquier cosa, creo que es un poco de ADN de mi querido padre que nunca compraba algo hecho si lo podía hacer él mismo, o a lo mejor me quedó un trauma de cuando estudiaba diseño gráfico en un instituto muy caro donde sólo estudiaba gente muy pudiente, que llegaban en carrazos cuando yo tenía que ir en autobús cargando con láminas de cartón de 66 x 66 cm. Y a veces tenía escoger, entre gastar el poco dinero que llevaba en desayunar o comprar una cartulina para el siguiente trabajo.
Si fué una época difícil a veces, pero no me tengan lástima, no.
Esto me trajo algo muy bueno y la anécdota que más recuerdo es la vez que, ya en el último semestre nos piden un diseño para nuestro logo personal, y mientras los demás contratan a alguien con computadora (aquí se me cayó la cédula y van a descubrir lo vieja que soy) para que les digitalice sus ideas a todo color y se las imprima.
(En esa época sólo había una egresada o dos que tenían computadora, todo lo hacíamos -aunque no lo crean- a mano, con pinceles, rapidographs y tiralíneas). Yo obviamente no podía pagar eso y me dí a la tarea de pensar en algo que pudiera hacer en blanco y negro y fotocopias.
El resultado fué un logo hecho tipo pincelada que curiosamente fué uno de los mejores, y fué a dar a la famosa y codiciada pared y muy-difícil-de-llegar de los mejores trabajos para exponer al resto de los alumnos. De hecho, ese diseño es el mismo que sigo usando 20 (¡¡20!!) años después.
Ideas, Ideas
Dicho esto, me quedó esa manía de siempre rebuscar aunque sea un poco más difícil (también es más divertido buscar maneras de ahorrar y lograr cosas asombrosas por la mitad o cuarta parte del dinero).
Aquí entran en juego por supuesto las cosas que toda mamá sabe que les gusta a nuestros niños, o aprovechar la oportunidad de hacer algo nuevo que les va a gustar.
- Tarde de bombas de agua
- Tarde de juegos y serpentina en latas en el parque
- Bolsa con actividades y un lugar donde las puedan hacer
- Búsqueda del tesoro (mapa, pistas, y por supuesto un cofre con tesoros
- Una excursión
- Tarde de cine con boletos, barra de palomitas etc. (esto es algo especial cuando se tiene la costumbre de las pelis en familia en casa
- Ir a comer a un lugar diferente
- Tarde de picnic
- Tarde de tirarse pintura, polvo de colores, o algún deporte
- Una pared y latas de pintura en aerosol para hacer graffittis
Los tiempos que más recordamos de nuestra infancia son los que pasamos junto de verdad a nuestros papás, cuando se tomaron en serio el tiempo para estar con nosotros, y eso no se puede lograr en un lugar lleno de invitados. Qué mejor regalo que ese, un recuerdo vívido que nadie se lo puede quitar donde no le cabe la menor duda de que aunque tengamos nuestros defectos, hacemos un esfuerzo con todo el amor del mundo para que sean felices.