Nos atoramos a veces en el qué y el cómo, y a veces no nos preguntamos el porqué o para qué.
Muchas veces, al hacernos la pregunta de para qué, ni siquiera hace falta o queremos hacer nada. O por el contrario, lo que hacemos cobra significado.
Así me pasó al momento de decidir qué hacer con este emprendimiento, cuando me hice la pregunta del porqué, lo que estaba haciendo no tenía sentido. Cambié lo que estaba haciendo y recordé porqué empecé todo en primer lugar (me había desviado mucho).
Fué de una manera graciosa. En mi mente ensayaba un discurso de porqué quería colaborar en la escuela para una kermesse con una decoración y no con comida como es lo habitual, y es que la comida y la cocina no es lo mío. Allí yo misma me hice el discurso de porqué hago lo que hago: porque se me ocurren muchas ideas, porque es imperativo hacerlas, así no tenga algún beneficio de por medio, siempre voy a querer llevar a cabo esas ideas, porque no sólo de pan vive el hombre, todos tenemos algo que nos alimente el alma, que lo necesitamos para vivir felices, no sólo para "no morir".
Para eso es todas las expresiones artísticas, las necesitamos en nuestras vidas de una manera u otra, todos somos susceptibles a lo visual, auditivo, a lo táctil, es lo que nos hace humanos.
Por eso les digo, no se lo tomen a la ligera, celebrar y decorar es más importante de lo que parece, no es sólo una frivolidad, o algo que hay que dejar de último. Por algo nos la pasamos estresados sobrepasados y tristes, porque necesitamos más de lo que nos llena el alma en nuestro día a día.
Y a tí, ¿que te llena el alma?